13.12.07

 

CC. OO.

El locutor de TV-1 Alfredo Urdaci cayó en el error de calificar a la central sindical Comisiones Obreras, con sus iniciales pluralizadas: CC.OO.. Fue ignorancia total, mandato político, minimizar el sindicato o periodista con escasos recursos. Perdió su trabajo de adicto al régimen, hizo su librito y hoy hace “bolos” por la televisión. El sambenito le perseguirá toda la vida, como el que “mató un gato...”

En los años 80 la patronal negociaba con CC.OO. y UGT. Comisiones Obreras era el sindicato duro, implacable, temible, en cambio Unión General de Trabajadores mostraba otro talante, pactando, acordando y solucionando conflictos. Hice un amigo en CC.OO., Juan Manuel (el de la cachimba-la pipa), que era el portavoz, el más intransigente, el que discutía más fuerte y pocas veces se llegaba a un acuerdo. Defendía a su gente y nosotros a los nuestros. Al fin los laudos arbitrados por la autoridad competente, eran de obligado cumplimiento. Aunque nos encerrábamos horas, días y semanas era muy difícil llegar a la firma, siempre quedaban guindas o flecos. Las huelgas de presión eran inevitables. En alguna ocasión nos agredieron con mochos y escobas, en otras teníamos que correr perseguidos y una vez estuvieron a punto de desalojarnos de un edificio oficial de la Generalitat de Cataluña en helicóptero, dado como estaba el ambiente de caldeado en la calle. Centenares de trabajadores contra una decena de empresarios, nos acojonaron. Yo estaba siempre algo con los trabajadores y era la oveja negra de los empresarios. Aunque seguro que la sangre no hubiera llegado al río, porque había más ruido, que mala fe.

Pero la historia la comenzó Marcelino Camacho, hoy con 90 años y sigue con un suéter rojo, regalo de su esposa Josefina Samper, que fundó contra viento y marea Comisiones Obreras. Sufrió el régimen franquista de la cárcel, golpes, desprecio y sin sabores. En contra del Sindicato Vertical del sonriente Solís, había creado un Sindicato reivindicativo de clases, de obras sociales, de ideas renovadoras, de derechos, de formación profesional, de atención a todos los trabajadores de la condición que fueren. Es posible que muchas cosas ya sean así y hayan logrado el objetivo, pero me sorá cantsandoprende que el nuevo dirigente de CC.OO. señor José Mª Fidalgo acuse al gobierno socialista de “hacer una campaña” contra el sindicato. ¿Cómo el gobierno va a ir contra 1.100.000 de afiliados y trabajadores? Al parecer, han descubierto unos bienes sustanciosos, casi millonarios, a la secretaria general de la Banca de CC.OO., debe ser la que más sabe de números, y su esposo, parece ser, que es el que lleva el tema de formación profesional. Se cree que hay incompatibilidades.

Pero lo más grave es la cercanía y amistad que el señor Fidalgo muestra con don José Mª Aznar, que deberían ser antagónicos. El señor Fidalgo acude a los cursos de la FAES, no sé si en la intimidad juegan a paddel. Está claro que como muchos otros han pasado de la derecha a la izquierda (Vestringe, delfín que fue de Fraga) otros lo hacen a la inversa (Piqué, expresidente del PP., fue del PSUC). Todos consiguen grandes puestos, cómodos sillones y sueldos millonarios. El señor Fidalgo al lado de Aznar puede estar cerca de Murdoch, ahora de Rato (el mileurista) y llegar a poner los pies en el despacho de Busch, no sé si cantará “el cara al sol”, pero está cantando de incongruente. No sé si el respetado Marcelino pinta algo en el Sindicato, pero algo hay que no funciona.
ABRAHAM MÉNDEZ RAMOS

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