30.10.07

 

LA CALIGRAFÍA

Por la forma de escribir los llamados grafólogos, profesionales de analizar la escritura, pueden conocer como eres, quién eres y tus pensamientos más altos o tus miserias más bajas. En muchos lugares de trabajo exigen un texto caligráfico, escrito a mano, para conocer esas escondidas interioridades del ser humano. Así se han descubierto crímenes, desapariciones y se han dado empleo a miles de personas. Aunque es posible que uno pueda tener una buena letra, una caligrafía impresionante y una buena gramática y esconder a un asesino, violador o terrorista.
Escribir es una de las artes y pasiones más importantes que existen. Con los gráficos que los humanos nos hemos dado y creado podemos escribir cartas, componer libros, hacer notas, enjuiciar y sentenciar. Notarios, escribanos judiciales ponen en limpio lo que otros desean. Hubo una época que habían amanuenses, personas que por unas monedas escribían con buenas letras el mensaje que deseabas. Los antiguos escribas egipcios no usaban nuestro moderno abecedario, tenían unos signos que cada uno de ellos representaban unos acontecimientos, unas fechas determinadas y pretendían que llegara a nuestros tiempos, efectivamente a la posteridad. Hasta que el investigador francés Champolión no descubrió a través de la famosa piedra Roseta el secreto que escondían ese tipo de mensajes fue del todo indescifrable.
Hoy en día las modernas tecnologías han dejado, casi, en desuso la caligrafía, la escritura a mano. Es más las plumas de escribir en sus diferentes versiones han desaparecido y el clásico pupitre de colegio con su plumilla, tintero y los secantes (de cartón o de forma barca) ya no se usan y son motivos de museos. No obstante hay profesionales que mantienen como los antiguos monjes de los Monasterios este tipo de caligrafías. Estudié caligrafía Uncial en la Escuela de Antonio Argilés de Barcelona, recordaré a mi maestro Ricardo Rousselot, tipógrafo, dibujante y experto calígrafo, que llamado por el Departamento del Tesoro de EE.UU. lo fichó, la policía quería conocer su técnica de reproducir fidedignamente cualquier firma o texto. Otro experto calígrafo es Joseph Batlle, calígrafo miniaturista, que aún utiliza instrumentos medievales para realizar sus reproducciones de misteriosos códices y que desveló el secreto del Book of Kells. Hay pocos técnicos caligráficos que se dedican a este difícil arte de mantener y actualizar viejos manuscritos, que de otra manera desaparecerían. Gracias a estos amantes de las diferentes caligrafías se conservarán las antiguas letras de nuestros colegios, quién no recuerda las letras: redondilla, inglesa, gótica, cursiva, cancilleresca… que nuestros profesores se esforzaron en que practicáramos, mojando en el tintero de nuestro pupitre y el secante siempre a mano para secar y eliminar borrones.
ABRAHAM MÉNDEZ RAMOS – Escritor –Vicepresidente Premio La Carta Manuscrita

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