15.9.07

 

¿NIÑOS, DONDE ESTAIS?

Los medios de comunicación nos informan de miles de desapariciones al año de personas de todo tipo, da igual hombres, mujeres o niños, jóvenes o mayores. El caso es que muchos desaparecen y jamás se saben donde están. El dolor, la incertidumbre, el que ha ocurrido, el si sufren o están muertos debe ser terrible para los familiares más próximos. No saber si está vivo o muerto el ser querido debe ser un sufrimiento para volverse loco. Hay muchos casos en la geografía nacional. Uno de los casos que los padres han querido mantener en la palestra es la de la joven de Hospitalet en Barcelona, la familia Bergua, que es de los que más repercusión mediática ha provocado, pero sin ningún éxito por desgracia. Son casos raros, porque después de una discusión con su novio, ésta desaparece sin dejar rastro, el novio ni se inmuta y además se esfuma, según los periódicos. De la joven jamás se supo nada, hace 10 años que se remueve cielos, tierras y vertederos. Seguro que hay malvados que se llevan su asqueroso secreto a la tumba, como ocurrió con las niñas de Alcáser. No sé si se debe recurrir a videntes u otras prácticas de ultratumba, que es a lo que uno en su desesperación se agarra, al misterio y a los poderes ocultos.

Otro de los penúltimos casos es el del niño Yeremi de Canarias, desaparecido de una Isla donde se supone que en horas se puede controlar entradas o salidas de barcos o aviones. Tenemos la mejor policía del mundo, está contrastado, los mejores servicios de inteligencia, los perros con olfato que huelen hasta “olor a cadáver”, los videntes más prestigiosos, al margen de chalados, pero nadie da con el problema ni paradero del pobrecito niño canario de tan sólo 7 añitos.

En cambio el último caso ocurrido en Portugal, el de la niña Madeleine desaparecida en extrañas circunstancias, y que todos hemos apoyado y los informativos de radio, prensa y televisión nacionales y extranjeros, han llenado páginas para encontrar a la secuestrada (?) hija. Los padres, doctores de profesión, crearon una Fundación con recaudación millonaria, 150000 €, visitaron al Papa, les dieron apoyo grandes figuras del deporte y de otros estamentos. Todos, todos nos hemos preocupado por esa niña. Los medios de comunicación hicieron grandes tiradas intentando salvar a la niña. Se creó todo un circo mediático alrededor de los padres, que durante meses han sido los protagonistas de las mejores pasarelas del mundo, modernos, bien vestidos, ningún vestido oscuro o de luto, con un talante joven, caras secas, enjutas, muy pocas lágrimas, intervenciones calculadas y managers que velan por el cobro de apariciones en televisión. El show ha sido enorme. Creo que ante estas tragedias debería existir una institución no lucrativa que rápidamente pusiera un grupo de expertos, técnicos, psicólogos, profesionales para averiguar lo ocurrido.

La niña, lo más importante, sigue sin aparecer. Hoy la policía portuguesa con pruebas reales acusa a los padres. Los padres huyen de Portugal y se refugian en Gran Bretaña y contratan a uno de los mejores abogados del mundo. Nadie puede decir, ni acusar formalmente de nada hasta que la ciega justicia, reclame su derecho a la protección de la vida de la inocente víctima. Pero algo huele a podrido. ¿Niños, dónde estáis? ¿No hay ningún dios en la tierra o en el universo que se apiade de estos niños y jóvenes? y del sufrimiento de sus padres.
ABRAHAM MÉNDEZ RAMOS

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