22.5.07

 

LA GRAN ESTAFA

Una de las grandes estafas que en una época se produjeron y se conocieron por los ciudadanos, fueron la desaparición del aceite de Redondela. Millones de litros de aceite desaparecieron, hubieron suicidios y muertos, y creo que jamás se supo la verdad. Algún jerifalte se benefició de todo ello. Otro gran caso fue el de los famosos telares IWEN sin lanzadera, que exportados desde España se depositaban en puerto franco sin que nadie los hubiera pedido. Se acumularon en las Aduanas de todo el mundo y mientras alguien recibía una suculenta subvención del Ministerio implicado en la trama, por la no venta y el funcionario de turno paraba la mano inocente. Casi como hoy con el ladrillo. La pena es que era un excelente producto. Al empresario Vila Reyes lo encarcelaron, pagó el pato de esta subvención fraudulenta murió cargando con todas las culpas sin pena, ni gloria. Otra gran estafa, aunque no se tiene como tal, fue la incautación de Rumasa, hoy aún les siguen devolviendo empresas al grupo formado por Ruiz Mateos. A más de uno de antes y de ahora tendríamos que ver de donde les vienen las grandes fortunas y propiedades.
Han habido pirámides, trapicheos, papel del boletín, robos en fondos de huérfanos, grandes fondos de inversiones, manejos en ONG, filatelias... Estafas, timos y trucos realizados por ciudadanos, empresarios, bancos, religiones o políticos. Pero la Gran Estafa Jamás Contada fue la patroneada por el gran dictador, el general Franco y sus secuaces autores del golpe militar. Después de la guerra los vencedores se repartieron el botín. Los poderes fácticos vencedores se quedaron con las propiedades, bienes y dinero depositados en bancos o cajas fuertes de los vencidos. El Estado expropió edificios y bienes de los diversos Sindicatos de trabajadores y de todo tipo de asociaciones, empresas o de particulares. Muchos de sus legítimos propietarios murieron en el exilio o en campos de concentración y jamás pudieron reclamar sus propiedades. Además de humillados, fueron robados.
De tanto en tanto salta la noticia que el gobierno democrático de turno devuelve algún bien de esa triste etapa de guerra fratricida, sobre todo de los citados Sindicatos, porque al parecer son más y hacen más ruido. Pero resulta que una asociación catalana reclama 14 millones de euros (más de 20000 millones de las antiguas pesetas) que se requisaron por el gobierno de los nacionales. Más de 1000 españoles fueron engañados en su buena fe con el canje de unos “papelitos firmados por la autoridad competente”, a cambio del dinero de la república de curso legal entonces. Jamás nadie les devolvió un céntimo. Ese “papelito” se transmitió de generación en generación, de padres a hijos y hoy piden su devolución. La Ley de Memoria Histórica no contempla esta “Gran Estafa” del que alguien se beneficiaría, pero una asociación catalana reclama para todos los españoles la devolución y con intereses de esos capitales a sus legítimos dueños y herederos. ¿Dónde hay que firmar?

ABRAHAM MÉNDEZ RAMOS
Empresario y Escritor

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