10.1.07

 

LAS MUJERES DE E.T.A.

A los hombres nos han enseñado que para tener honor y hombría de bien se debe respetar la palabra dada. La frase “palabra de honor” no es baladí entre los hombres de buena fe. Es posible que hoy tenga menos valor y tienen que intervenir terceras personas o notarios que den fe y sellen un compromiso. Entre el campesinado o en las ferias de animales, al menos antiguamente, con un apretón de manos se cerraba un trato, un acuerdo, una venta: era palabra de Ley. Incluso cuando un empedernido jugador de cartas perdía una fortuna, sus bienes y hasta a su propia esposa, porque como un enfermo la trata como un objeto, o cumplía la palabra o se suicidaba por el deshonor.
De las mujeres hay poca historia en este sentido de honorabilidad, porque que en el transcurso de la historia jamás se la tuvo en cuenta y no las dejaron tomar decisiones, es decir no se contaba con su voluntad. Cuando las mujeres de la banda terrorista E.T.A. se presentaron encapuchadas y ofrecieron “un alto el fuego definitivo” yo las creí. Creí en su palabra de honor y pensé que se habían impuesto a las crueles y bárbaras tesis de los hombres de seguir matando. Apostaban por la paz, aunque ésta como afirmó nuestro presidente J. L. Rodríguez Zapatero fuera “larga, dura y difícil”. Di crédito a la “palabra de mujer”, pero me han decepcionado y está claro que siguen sin pintar nada en esta sociedad. No era necesario la capucha, precisaban un burka. No han sabido imponerse a los oscuros planteamientos de los terroristas, de la “kale borroka”, del tiro en la nuca o del coche bomba. Han vuelto a matar a dos inocentes y causado daños millonarios, sin beneficio alguno Han dejado a una sociedad dividida, alucinada y rabiosa. Todos creímos en las palabras de las mujeres, aunque fueran terroristas o independentistas. Y hay normas que no se pueden incumplir unilateralmente.
¿Alguna de esas mujeres tiene “bemoles” para tomar el hacha, de su propio símbolo de muerte y cortar la cabeza de la serpiente que tiene atenazado al pueblo? ¡¡ La libertad de una nación no se alcanza amontonando cadáveres !!

ABRAHAM MÉNDEZ RAMOS

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